Magritte: El Imperio de las Luces
El Imperio de las Luces
Guggenheim, Nueva York
Guggenheim, Nueva York
En esta ocasión vamos a hablar de una de las obras más famosas del pintor surrealista belga René Magritte, L'empire de les lumières, cuya traducción al español sería el imperio de las luces. Ante todo es importante saber que el imperio de las luces es un conjunto de versiones de una misma obra todas provenientes de un mismo motivo pictórico común que Magritte desarrolla durante la década de los años 50. En concreto, esta versión del Guggenheim de Nueva York es una de las muchas que existen, destacando también las del MoMA, de esta misma ciudad, y la versión de los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, ubicados en la capital del país.
En cuanto a esta versión, la cual considero sin ninguna duda mi favorita, destaca el claro efecto que el pintor quiere crear, el contraste entre el día y la noche. Una calle oscura y nocturna se encuentra en contraposición de un cielo azul completamente luminoso. Destaca una casa con todas las ventanas cerradas a excepción de dos contraventanas del piso superior. La casa está precedida por un tenue farol que ilumina su fachada y deja entrever parte de la calle en la que esta se encuentra y sobre la que destaca un imponente árbol completamente oscurecido. La casa, a su vez, esta rodeada por árboles marcando estos el fin de la noche y el principio de la luminosidad al entrar en contacto con el cielo.
Sin ningún tipo de elementos oníricos o fantásticos que no sean la propia combinación paradójica del día y la noche, Magritte trastorna una premisa organizativa fundamental de la vida. La luz solar, normalmente la fuente de claridad, aquí causa la confusión y el malestar tradicionalmente asociados con la oscuridad. La luminosidad del cielo se vuelve inquietante, haciendo que la oscuridad vacía sea aún más impenetrable de lo que parece en un contexto normal. El extraño tema se trata en un estilo impersonal y preciso, típico de la pintura surrealista verista y preferido por Magritte desde mediados de la década de 1920. El día y la noche se entrechocan sin llegar a unirse. Forman parte de un mismo universo y, no obstante, son extraños entre sí, del mismo modo que los estados de vigilia y de sueño aparentemente nada tienen en común.
Esta fascinación del pintor por el contraste aparece reflejada en su propio comentario de esta obra: "La concepción de un cuadro, es decir, la idea, no se visualiza en el mismo: es imposible ver una idea con los ojos. Lo que un cuadro representa es lo visible a los ojos, esto o las cosas que tenían necesidad de tal idea. Esas son también las cosas representadas en el cuadro El imperio de las luces. Mejor dicho, lo que aparece es un paisaje nocturno y por otro lado el cielo que podemos ver en un día despejado. El paisaje representa la noche y el cielo, el día. La evocación de la noche y el día tiene, creo yo, el poder de sorprendernos y fascinarnos. Designo este poder con el nombre de poesía. Si atribuyo a esta evocación tal poder es, sobre todo, porque siempre me han interesado el día y la noche, sin que jamás haya sentido preferencia por ninguno de los dos. Este fuerte interés personal por el día y la noche es un sentimiento de asombro y de admiración". Cabría añadir que se trata de un enigma sin solución, que se situaba en el centro de la ideología surrealista.
André Breton, uno de los más grandes exponentes del surrealismo a nivel mundial y, considerado por muchos el precursor de este movimiento, habló de está obra en 1964: "Abordar el problema de qué es la luz desde la sombra y qué es la sombra desde la luz. En este cuadro se fuerzan tanto las ideas y convenciones por lo general aceptadas que quienes pasan rápidamente creen ver estrellas en el cielo durante el día".
Domingo Acosta Gallego
Muy bonito Domi
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tus palabras!
EliminarBuen texto , buen pensamiento. Ánimo.
ResponderEliminarMuchas gracias, viviendo de su parte es un gran honor para mí. Seguiré trabajando en el blog.
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